El periódico inglés The Guardian, publica dentro de la serie “Age of Extinction”, la cual informa sobre la catastrófica pérdida de especies y formas de abordar la crisis de la biodiversidad, el artículo “Bat boxes, greened streets and bug hotels: Barcelona embraces its wild side”. Cajas para murciélagos, calles enverdecidas y hoteles para insectos: Barcelona abraza su lado salvaje. Escrito por Stephen Burgen.
Durante el confinamiento en la primavera de 2020 las ciudades se llenaron de biodiversidad por la reducción de la presión humana en sus calles. En Barcelona, el resultado fue espectacular, sus habitantes despertaron del encierro en una ciudad mucho más verde y llena de vida.
Una vez que los jardineros volvieron al trabajo, la pregunta era si devolver todo a su estado “limpio y ordenado”, o dejar que la naturaleza siguiera su curso. La respuesta por la que se optó fue: Ninguna de las dos opciones. Margarita Parés, quien dirige el programa de biodiversidad de Barcelona, comenta en el articulo que el Ayuntamiento de Barcelona pasó los dos años anteriores trabajando en planes para «naturalizar» o regenerar la ciudad, y estaba a punto de anunciar este cambio de política cuando se produjo la pandemia. Cuando terminó el encierro, era mucho más fácil proponer la reconstrucción a un público que deseaba aire fresco y espacios abiertos.
La ciudad está ahora en el proceso de crear 783,300 metros cuadrados de espacios verdes abiertos, incluyendo un área alrededor de la emblemática basílica de la Sagrada Familia, y 49,000 metros cuadrados de calles “verdes”.
Barcelona también está fomentando la vida de aves e insectos con alrededor de 200 torres de anidación para pájaros y murciélagos, 40 colmenas y alrededor de 80 plantaciones diseñadas específicamente como “hoteles” de insectos. El Ayuntamiento también ha publicado un atlas de biodiversidad que enumera toda la flora y fauna de la ciudad.
Se esta trabajando en un programa piloto llamado Alcorques Vivos. Plantando flores silvestres en la base de los árboles de las calles de Barcelona en lugar de rodearlos con pavimento o rejilla. Así conseguimos una fuente atrayente para los insectos que se benefician de las potenciales plagas y conseguimos controlarlos reduciendo el uso de productos fitosanitarios nocivos.
En el vivero de Belloch Forestal trabajamos con este concepto, en este articulo hablamos anteriormente de nuestras experiencias en control Biológico de plagas en nuestros árboles.
Una de las piedras en este camino es la opinión pública. Como se describe en el artículo: “Nadie ve una flor que crece en un muro de piedra en las montañas como algo feo. Pero la misma flor que crece en un muro de la ciudad se ve como un signo de negligencia”.
“Naturalizar la ciudad no es lo mismo que convertirla en un espacio salvaje”. Pero sin lugar a dudas debemos devolver la Naturaleza a las ciudades.
Jordi Cuyàs Sierra
CTO Belloch Forestal